Helmut Newton, nació en Berlín en 1920. A los 12 años, compró su primera cámara, una Agfa Tengor Box, empezando ahí su afición por la fotografía. Siendo muy joven, trabajó como aprendíz para la fotografa de moda Yva hasta que la SS le obligó a exiliarse a Singapur a los 18 años. LLevaba consigo dos cámaras, una Kodak y una Rolleicord y nada más llegar a Singapur, la comisión encargada de recibir a los refugiados le buscó trabajo como reportero en un periódico, el Straits Times. A pesar de que fue una gran oportunidad para él, sus fotografías no gustaron y lo despidieron poco después.
Antes de convertirse en un fotógrafo exitoso y transgresor, fue un judío más, que pagó las consecuencias de la guerra. Como otros muchos, en esa época, su vida estuvo marcada por diferentes cambios y migraciones. De Singapur, lo deportaron a Australia, y allí estuvo un tiempo en un campo de internamiento, después de esto, fue alistado en el ejercito australiano hasta que terminó la II Guerra Mundial. Cuando todo terminó, se cambió el apellido de Neustäder por Newton (claramente mucho más comercial y fácil de pronunciar…)
Montó su primer estudio de fotografía en Melbourne donde conoció a su mujer, June Browne. Posteriormente, vivió unos años en Londres y otros en París para formarse en la fotografía de moda y trabajar en las revistas Vogue y Elle. En este punto de su carrera, ya contaba con fama mundial y éxito. Eran los años 70, y en pleno estallido sexual, Helmut sabía retratar lo que el público de las revistas de moda querían ver. Su fotografías solía mostrar a mujeres vestidas y desnudas, representaba lujos, modas e imágenes andróginas, llegando a ser algunas de sus fotografías de las más representativas para algunas revistas de moda.
Según dicen, su fotografía es sexual, retrata el vouyerismo y es el creador del porno chic. Lo que si sabemos por sus propias palabras es que consideraba que para que una fotografía de moda fuera buena, no debía parecer una fotografía de moda, sino un retrato, un recuerdo o una foto de un paparazzi.
Evitaba las fotografías de estudio, porque según él, “una mujer no se pasaba el día posando delante de un foco blanco”, por lo que hacía fotografía naturalista.
Murió en Los Ángeles, por un accidente de tráfico, dejandonos una gran extensión de obras que podremos encontrar tanto en sus biografías personales como en los libros recopilatorios de su obra. Desde 2004, podemos encontrar en Berlín, la Fundación Helmut Newton, que nos enseña su obra en diferentes exposiciones temporales.