El fotógrafo de los judíos.
Este fotógrafo ruso nació en 1887 en Pavlovsk aunque se fue desplazando a lo largo de su vida por toda europa de forma cameleónica fotografiando a los judíos y la vida que llevaban en esta época antisemita. Tenía dos grandes obsesiones, la fotografía y la naturaleza. Centró su vida en ellas llegando a ser un fotógrafo documental muy valorado en la actualidad y un gran zoólogo y apasionado de la naturaleza durante su vida.
Antes de que llegara el Holocausto, Roman Vishniac se empezó a tomar en serio las amenazas de Hitler, por lo que comenzó a retratar su época con gran interés, principalmente fotografiando la vida de los judíos.
Con una Leica y una Rolleiflex fotografiaba la vida cotidiana en Berlin pasando desapercibido. Cuando se prohibió el uso de cámaras de fotos por parte de los judíos se hacía pasar por nazi. A veces usaba a su hija para que se pusiera delante de símbolos nazis y así poder fotografiarlos de una forma más “natural”.
El proyecto principal de este fotógrafo fue recorrer Europa central y oriental para documentar la vida y cultura judía. Se hacía pasar por viajante de telas lo que le permitía fotografiar a muchas personas y comunidades. Es posible que la cantidad de fotografías de calidad que tomó Roman Vishniac durante su vida se deba a la curiosidad que mostró por el mundo que le rodeaba, su valentía y la forma que tenía para adaptarse y pasar desapercibido.
Vishniac fue una persona que supo adaptarse a su tiempo, tuvo tantos oficios como disfraces, todo para conseguir sobrevivir y documentar una época difícil en Europa. En una ocasión se hizo pasar por un amigo en común de Einstein y consiguió hacerle una fotografía en un descuido.
A partir de los años 50 se vuelca en la Macrofotografía a color, retratando animales e insectos vivos. También experimentó con la fotografía desde el interior del ojo de la luciérnaga, dando unos resultados muy curiosos.
Al final de su vida, se asentó en un barrio judío, donde comenzó a exponer y a enseñar sus obras a sus contemporáneos llegando a escribir a la Primera Dama de EEUU, Eleanor Rooselvel pidiendole que visite su exposición para que la gente conociera la situación de los judíos en Europa. Dedicó el final de su vida a la biología, el coleccionismo de arte y la fotografía.
Su obra se encuentra en el centro internacional de fotografía.